El pasado sábado 29, el grupo, sin anotarlo,
sin esperarlo siquiera remotamente, realizó un sueño que se fraguó con las
circunstancias de la vida y el destino, como fue haber hecho el paseíllo en la
monumental Plaza México.
Primero fue un rumor, luego un murmullo
incierto, luego un plan, y finalmente, un sueño inesperado que el destino
ofreció y Dios lo cristalizó.
Las circunstancias no fueron favorables:
llovió fuerte el sábado, tarde en la que el grupo participaba en el festival de
la escuela taurina de la Plaza México, que se dio con una más que aceptable
entrada en los tendidos, asistiendo forcados en retiro y activos, de grupos
como el de México y de Puebla, que resultaron una grata sorpresa verles por ahí.
La empresa y el rejoneador Diego Cruz, habían decidido
que saliera en cuarto lugar el novillo de rejones, a mitad del festejo es decir, por la circunstancia
poco óptima del piso, pero en eso se vino un fuerte aguacero que dejó aún peor
las condiciones del ruedo, como para que el jinete saliera a actuar.
Así las cosas, entre el desencanto, la
resignación y las palabras de “por algo pasan las cosas”, salió un novillo de
regalo que lidiaron dos alumnas de la escuela, entre ellas Victoria de la Vega,
e hicieron la invitación de pegarlo antes de que consumaran la suerte suprema. Diana
Hernández le fue a la cara a un cárdeno delantero, con 270 kilos, consumándose
la pega al segundo intento, estando muy bien todas las ayudas, mostrando el
grupo resolución y valor, garra y corazón, rematando con un muy buen rabilleo
Betzabé Huesca, siendo muy aplaudidas, y saliendo a recibir una ovación a
invitación de las jóvenes aspirantes una vez que habían arrastrado a la res.
Así las cosas, se aplazó la actuación de
Diego Cruz para el domingo siguiente, por lo que el grupo hizo nuevamente el
paseíllo el día 30, acompañando al jinete hidalguense que también se presentaba
ante el público capitalino, sólo que esta vez en el festival correspondiente al
encuentro de escuelas taurinas, festejo que había causado expectación e
interés.
Quizá más gente pudo verse en los tendidos
de no ser porque cayó nuevamente no sólo un chubasco sino una tupida granizada
antes de comenzar el festejo, que dejó en malas condiciones el ruedo, esmerándose
no sólo el personal de la plaza y monosabios, sino aficionados y gente que
acompañaba a los toreros, para sacar el agua del ruedo y hacer posible que se
llevara a efecto el festejo.
Así fue, sólo que Diego Cruz, ante el lodoso
piso, decidió tampoco actuar, y por ende, el grupo también se quedó sin salir
desafortunadamente este día, y aunque no satisfecho, regresó a su tierra no con
las manos vacías del todo, habiendo experimentado una de las tardes que han
marcado a cada una de sus elementos, con la ilusión de que en el futuro haya la
posibilidad de regresar y poder debutar en forma en el ruedo capitalino.
Como dato y anécdota también histórica, el
grupo se guardó la sorpresa de estrenar una singular vestimenta, por tratarse
de pisar el coso de Insurgentes, hecho que ni siquiera en Portugal hasta la
fecha ha ocurrido con los grupos de esta naturaleza que existen allá.
Aprovechamos también para agradecer todas
las muestras de admiración, cariño y felicitaciones de que se ha sido objeto el
grupo, esperando seguir contando con su invaluable apoyo; a quienes han creído
en el grupo, a los familiares por su incondicionalidad y comprensión, y a la
gente que ha estado detrás de él.
Gracias, muchas gracias.