martes, 27 de mayo de 2014

El grupo acompaña a Edu del Villar en su homenaje









El grupo, embargado por el dolor que ha sido la pérdida de un enorme forcado, pero sobre todo de un entrañable hermano que significó mucho para cada una de sus integrantes como lo fue Eduardo del Villar Zamacona, se dio cita el sábado pasado para despedirlo y homenajearlo, en la plaza monumental Vicente Segura de la capital hidalguense.
Junto con otros grupos hermanos como son los hidalguenses, que dirigió Eduardo del Villar, mexicanos, queretanos, mazatlecos, teziutecos, potosinos, amadores de Hidalgo, san miguelenses, poblanos y aposento de San Luis, se despidió a un joven que fue líder, con una celebración eucarística en el centro del ruedo, acompañando a su familia, con algunas emotivas palabras a cargo de los mismos familiares y amigos allegados.
Los grupos estuvieron presentes en el ruedo, que se formaron en valla como en el paseíllo a la usanza portuguesa, y ahí mismo en el centro, uno a uno se acercó a la urna que contenían sus cenizas, a despedirse, al acorde de las notas de “Las golondrinas”, para luego dar paso a una emotiva vuelta al ruedo, cargada de aplausos de todos los presentes, que estaban sobrecogidos.
Eduardo se distinguió por su calidez como ser humano, por su carácter afable y amable, por su energía. Nunca tuvo enemigos porque siempre se dio a querer, ni se amilanó frente a las adversidades, su valor a toda prueba le llevó a visitar casi siempre la enfermería, y sin embargo siempre estaba ahí, al pie del cañón, con su grupo y con otros, como con cada una de nosotras, a quien daba un consejo, a quien podía dar una primera ayuda o con quien departía de igual modo una copa y largas pláticas.
Sabemos que la condición de la vida es también la muerte, y aunque el dolor hoy está presente por su ausencia, nos deja su ejemplo y su valor para encarar al toro y a la vida, siempre en los límites, siempre en la orilla de lo casi imposible.
Fue un líder sin tacha, nadie le podía decir no, su franqueza le abrió muchas puertas, la sinceridad en su mirada y su sonrisa reflejaron la bondad de un hombre que siempre estuvo dispuesto a darlo todo y que dio todo lo que tenía a quien se lo pidió y a quien no también.
Edu, dejas un hueco en nuestras vidas, cada uno de los momentos que conviviste con nosotras lo extrañaremos, te quedas en nuestro pensamiento y en nuestro corazón, siempre te quisimos por todo lo que representabas y por tu amistad, tu hermandad, sin miramientos. Qué haremos sin ti ahora.
Ve adonde tengas que ir, en un rato te alcanzaremos, y mientras, siempre, estarás en cada tarde con nosotras.
Hasta siempre, querido cabo, querido forcado, querido hermano Edu del Villar +