lunes, 12 de junio de 2017

Emotivo y entretenido resultó el sexto aniversario del grupo, el sábado pasado en Pachuca




Una entretenida tarde ha sido la del sexto aniversario del grupo de forcados femenil de Hidalgo, en el que participaron cuatro rejoneadores con marcada interpretación del toreo, y cuatro grupos de forcados que, a la postre, aunque golpeados varios de ellos, hicieron disfrutar a la concurrencia de algo que pocas veces se ve en la capital del estado de Hidalgo.
Y es que el tema de los forcados se ha acentuado cada vez más en nuestro país en los últimos años, después de que los antecedentes de ellos aquí fuera primero en 1962, después en 1976, hasta derivar en la fundación del de México en 1978, y ahora, cuando el toreo y el toro han cambiado de unos diez años a la fecha aproximadamente, hay una proliferación importante de grupos y de festejos incluyentes para los forcados, que mantienen viva a fuerza de afición, una tradición traída de Portugal, pero que sin duda hoy, a golpes de lucha, se ha hecho propia y digna, pese a diferentes adversidades.
Hubo entrega de reconocimientos, "bautismos" sombólicos de algunos niños, hijos de los forcados, así como también cerraron oración juntos, en un gesto emotivo.
Así, festejos como el de este sábado, hacen que siga viva y renazca de nueva cuenta este espectáculo en México.
A este entrenamiento público acudieron gustosos, a caballo, Luis Pimentel, Felipe Vallina, Miguel Ángel Vila y Julián Viveros, que se las vieron con tres vacas y un becerrote de don Pedro Sánchez, de Ajacuba, que sin duda permitieron el lucimiento de los caballeros, y el espectáculo de buenas pegas.
Luis Pimentel sacó cuatro caballos con distinta personalidad, haciendo con pulcritud las cosas, yéndose de frente en el primer tercio, así como en banderillas, que con una jaca tordilla cuarto de milla, realizó piruetas que gustaron a la asistencia.
En esta vaca, grande pero suave y franca en su acometida, lucieron tanto los forcados mexicanos como el femenil de Hidalgo, a la que hicieron cuatro pegas, pero en la que cabe destacar la invitación que le hicieron al matador pachuqueño Pablo Samperio, quien la pegó, llevando como primera ayuda a otro forcado retirado, Juan Carlos Dávalos, siendo aplaudido por el detalle, en el que rememoró su carrera de forcado.
El segundo ejemplar fue un becerrote de finas hechuras, pero que no fue fácil y que puso la papeleta complicada tanto a Miguel Ángel Vila, montando a “Beato”, que tuvo una actuación discreta, como a los tres grupos de forcados varoniles, pues tuvo mucho poder, una embestida áspera, siempre peleando, por lo que, pese a su escaso tonelaje, unos 280 kilos, hubo intentos en los que se les fueron, pero que dieron un espectáculo importante y que la gente disfrutó, sacando una cortada en la boca uno de los miembros del grupo de Puebla, que requirió cuatro puntos de sutura.
El tercer ejemplar correspondió a Felipe Vallina, quien atraviesa por un buen momento, y que en lomos de “Piropo” se fue de frente en el primer tercio. Luego, montando a “Tormenta”, una yegua con un gran corazón y sapiencia, se fue de frente en banderillas señalando al estribo la ejecución. Con “Rubicel” tuvo pasajes importantes, como banderillas de frente o en las que sacó a la res de tablas con el pecho del caballo.
La cabo del grupo femenil, Dafne Romero, fue la primera en irle a la cara, luciendo en esta primera embestida ya que fue de largo y con las ayudas atrás; después la vaca se asentó y todos los grupos participaron, logrando pegas de distinto lucimiento.
Cerró plaza una vaca grande, cuajada y que no era fácil. Julián Viveros sacó caballos nuevos que mostraron también corazón, y que hicieron ver que con el tiempo y trabajo sin duda han de funcionar. Recibió lidiando bien a la vaca, que por momentos se ponía por delante. En banderillas señaló lo mismo a la tira que de frente, y hasta se lució con alguna pirueta que le fue aplaudida.
Con esta vaca se “engolosinaron” los cuatro grupos de forcados y le hicieron algo así como quince pegas, ya que el animal se prestó para darse una buena entrenada.

Sin duda estos ganaderos que están a la sombra, por no estar inscritos en la Asociación de Ganaderos por ejemplo, o que otros aún no definen bien su línea, también tienen sin duda condiciones para “dejarse ver” bien.

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